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martes, 12 de junio de 2012

VENTAJAS DE UNA ESCOLARIZACIÓN TEMPRANA




La crisis económica en la que estamos inmersos está ocasionando numerosas "bajas". Las más dolorosas, sin duda, las relativas a Educación; más concretamente, la de la educación infantil de primer ciclo. Los actuales responsables educativos vuelven a considerar al ciclo como un "tramo meramente asistencial", un tema "no educativo", y "perteneciente al área de las políticas sociales". Es decir, un retroceso conceptual con una única finalidad: ajustar cuentas. Ahora resulta que como es un tema exclusivamente relativo a la conciliación de horarios laborales de los padres, el ciclo abandonaría por la puerta de atrás el sistema educativo, pasando el inicio de la la escolarización en educación infantil a los tres años.

Queremos romper una lanza en defensa del primer ciclo de educación infantil (0-3) y de camino convencer a los padres que se planteen la escolarización de su hijo en esta edad de las ventajas de una escolarización temprana, desde un punto de vista científico.

Es conocida la incertidumbre que se plantea en muchas madres el hecho de "desprenderse" de su chiquitín a tan corta edad. Algunas madres la situación es vivida con una considerable angustia, es como la ruptura definitiva del vínculo, un corte del cordón umbilical mucho más doloroso, otras lo viven como un abandono.

Este artículo va dirigido también a los responsables de la planificación educativa. Para que tomen nota y den marcha atrás en tan lamentable decisión.

Los tres primeros años de vida del ser humano son cruciales en el desarrollo futuro. Investigaciones realizadas en el campo de la psicofisiología han revelado que en en los tres primeros años de vida se produce el 50% del desarrollo neurológico del ser humano.

La Escuela infantil de primer ciclo (0-3 años) proporciona a los pequeños los estímulos adecuados para favorecer su capacidad intelectual y cognitiva, poniendo las bases del éxito escolar futuro. Supone un momento privilegiado para potenciar el resto de los aprendizajes posteriores. Establece el entorno propicio para ayudar a los pequeños a desarrollar todo su potencial cognitivo de manera armónica e impulsan los cuatro marcos que configuran la personalidad: el psicológico, el neurológico, el pedagógico y el socio-familiar.

El aprendizaje temprano y la socialización son unas de las claves del éxito en el desarrollo cognitivo y personal. Todos los estímulos facilidados en esta etapa provocan aprendizaje natural. La adquisición de una segunda lengua, por ejemplo, se hace más fácil y su carácter es más consistente. Estos años son los ideales para adquirir gradualmente las pautas de convivencia y las estrategias para resolver los pequeños conflictos de las relaciones interpersonales, donde se asimilan las dimensiones humanas (familiar y social), donde se desarrollan las capacidades afectivas, etc.

Los tres primeros años de vida son también cruciales en el desarrollo de hábitos que configurararán la personalidad futura. Los hábitos básicos como el orden, la higiene, la alimentación y el sueño, suponen el sustrato donde se asentarán las destrezas sociales. La esolarización temprana ayuda a los menores a consolidar patrones de conducta adecuados, siempre que se dé la colaboración con la familia.

La actividad de cualquier escuela infantil incluye el desarrollo de habilidades por medio de la estimulación (canciones, trabalenguas, asamblea, etc.), con un rítmo y una frecuencia concreta, que prepara el cerebro para los aprendizajes posteriores. El desarrollo precoz del área del lenguaje, comprensión y expresión, es capital para el desarrollo del resto de dimensiones.

La escuela infantil promueve la actividad neuromotora mediante ejercicios de psicomotricidad, reforzando los patrones básicos del movimiento con un trabajo sistemático y diario, a través del juego, de gateo, marcha en patrón cruzado, volteretas, equilibrio, lateralidad, orientación espacial, etc. Promueve el conocimeinto del propio cuerpo y de sus posibilidades de acción, aprendiento también a respetar las diferencias con los demás. Desarrolla la capacidad de lógica y del razonamiento, mediante ejercicios de clasificación, agrupación, seriaciones, bloques lógicos, resolución de problemas de la vida, etc que ponen las bases de la comprensión de cuestiones matemáticas.

La escuela infantil, en definitiva proporciona un ambiente acogedor, salas donde compartir espacios y juguetes que ayudan a socializar al niño y que ayudan a adoptar normas comunes. Ayuda al desarrollo físico y psicológico. En ella se adquiere de manera progresiva la autonomía en las actividades habituales y en la práctica de hábitos de salud y bienestar. En ella se fomenta una imagen autoajustada y positiva, ayuda a tomar gradualmente una imagen positiva de uno mismo, impulsando la conciencia de las emociones y sentimientos, de sus posibilidades y límites. El aprendizaje entre iguales ayuda a acelerar el aprendizaje, mirando, manipulando objetos, realizando experiencias, intercambiando impresiones sobre ellas. Siempre en un ambiente de cariño y confianza.

Como dice la acreditada experta en el tema, Alicia Sillero ("Escuela infantil temprana", 2012): "No, señor Wert, se comienza a educar desde los cero años. Un niño no es un cachorrito que se deja bajo la custodia de alguien. A esta edad se crea la estructura profunda de la personalidad, emerge el yo, se sientan las bases del individuo social que será luego. Todo ello es demasiado importante como para no cuidar con mimo las circunstancias de crianza. Se necesita personal preparado, incentivado y reconocido en su valor educativo; para nada guardadores de niños".

En definitiva, y desde cualquier punto de vista desde el que se analice, cuanto antes se escolarice a un niño mucho mejor.

Padres que estáis analizando esta posibilidad, no lo dudéis, es una acertadísima y excelente decisión.